La noche del 17 de mayo, el Estadio Olímpico de La Cartuja se convirtió en el epicentro de la emoción y la música con el esperado concierto de Manuel Carrasco. Con todas las entradas vendidas en pocas horas, el artista onubense ofreció un show apoteósico que mezcló sentimiento, energía y sorpresas.
La noche sevillana se vistió de emoción, arte y música con mayúsculas. Manuel Carrasco volvió a hacer historia en el Estadio Olímpico de La Cartuja, agotando todas las entradas en tiempo récord para presentar su esperado «Tour Salvaje», un espectáculo que quedará grabado en la memoria de los más de 60.000 asistentes.
Hijo adoptivo de Sevilla, Manuel abrió el telón de su noche más especial con una sevillana que sonó en su voz incluso antes de pisar el escenario, generando un nudo en la garganta del público. Minutos después, las pantallas proyectaban un spot de su nueva gira, y el artista hacía su imponente entrada con “Grito del niño”, desatando la primera gran ovación de la velada.
Con energía desbordante y una conexión inquebrantable con el público, fue hilando su repertorio, entremezclando canciones de todos sus discos. No faltaron temas como “Hay que vivir el momento” o “Pueblo Salvaje”, coreados a pulmón por miles de espectadores.
Tras cuatro canciones, Manuel se dirigió emocionado a su querido público. “Gracias, Sevilla. No tengo palabras”, alcanzó a decir, visiblemente conmovido por la ovación que recibió. Y la noche apenas comenzaba.
El concierto siguió creciendo con joyas como “UnoxUno”, “Salitre” y “Soy Afortunado”, piezas fundamentales en su carrera. Después de un bloque de 14 canciones, una nueva sorpresa llegó en forma de mensaje en las pantallas: «Eres capaz de todo», frase que precedió una segunda parte del concierto aún más vibrante.
Con “Ya no”, uno de sus temas más icónicos, el cielo se iluminó con fuegos artificiales que provocaron una ola de asombro y aplausos. La magia continuó con “La Reina del Baile” y “Mujer de las mil batallas”, entre otros temas, himnos que tocaron el alma de muchos.
Y cuando nadie lo esperaba, Los Cantores de Híspalis irrumpieron en escena para interpretar una sevillana que puso al estadio entero a bailar, en una colaboración que unió generaciones y estilos con alegría.
El cierre fue apoteósico: “Qué bonito es querer” y “Tan solo tú” pusieron el broche de oro a una noche perfecta, en la que Manuel Carrasco no solo dio un concierto, sino que regaló una experiencia emocional, vibrante y profundamente humana una vez más.

Foto: Samuel López